lunes, 14 de noviembre de 2011

necesitaba desahogarme.

Ojalá te des cuenta de que estás haciendo las cosas mal.
Pareces como un ilusionista, que muestra su magia a los mas inocentes, que no se da cuenta de las ilusiones que genera, ni mucho menos del daño posterior que quedará.
No quiero pensar en que no me importa, porque realmente sí me importa, y mas que eso, me duele.
Me duele tener que terminar ésto aquí, tener que darme por vencida porque jamás funcionó, porque ya caducó, me cansé. Me cansé de esperar, sin recibir nada a cambio. Me cansé de cambiar cosas que jamás cambiaría por alguien (y sin duda lo hice), me cansé de hacer las cosas, pero siempre recibir algo que me duela.
Espero que se arregle, aún me queda un poco de tiempo, y residuos de paciencia.
Ya ni ganas tengo de comenzar una conversación. Siempre tuve que ser yo la que empezara todo. Yo me acerco, yo me produzco el puto daño que me hace ésto. Yo produzco lo que siempre resulta. Yo trato de no derramar las putas lágrimas, derramando con ellas mi dignidad, pero sin duda, me cuesta. Un montón.
No vale la pena hacer ésto a esta edad, lo sé, pero soy una persona de débiles sentimientos, y como va la cosa, me parece que jamás lo podré cambiar.
Y agradezco que mi blog sea el testigo de mis sentimientos, de mis reacciones, de todo. Acá me desahogo, acá puedo derramar todas las lágrimas que quiero sin provocar alboroto en mi alrededor, acá puedo reír sin que los ojos de los envidiosos se posen sobre mi sonrisa. Acá puedo ser feliz, o casi, porque lamentablemente no me hace compañía física, que es lo que busco hace tiempo.
Ojalá se arregle todo, seré optimista en ésto. Quiero que se arreglen las cosas, que se aclaren, o quizás aparezca un pequeño clavo, que me quiera ayudar a sacar a éste inmundo, oxidado e inconciente clavo, que me ha hecho bastante daño, en poco tiempo.
Aunque por cierta parte, me siento feliz de al fin darme cuenta de todo el daño que provocas, y que realmente no me convienes, por la otra cara de la moneda, me da repugnancia y pena por lo que me propuse y no me funcionó, por lo que te perdiste y por todo lo que me faltó entregar. Sin duda, es el peor sentimiento, pero me quedo tranquila con que llegará otra persona que me puede hacer mucho más feliz, y que realmente me sabrá apreciar, sabrá apreciar mi esfuerzo, mis momentos de ternura y momentos de total honestidad.
Las cosas que cambié y dejé por ti. Ahora valen una miseria, por lo menos para ti.
Que patético tener que hacer saber lo que siento por aquí, pero es que me falta un poco de confianza, o quizás un pequeño momento a solas con mis amigas, que desde luego, están siempre apoyándome, y realmente lo aprecio.

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